La base de una sociedad dinámica es la educación. Formar a las personas, en cualquier momento de sus vidas, y mostrar el amplio abanico de sensibilidades, caracteres y modelos vitales. Aprender a respetar la identidad del resto de miembros de la sociedad en la que vivimos tiene una aplicación que no sólo es nominal, sino efectiva en el ejercicio diario.
El desarrollo humano en las empresas, rechazando su concepción como una entidad meramente lucrativa, el es eje de la economía social. A su vez, el gasto equilibrado y respetuoso con el medio ambiente son también los cauces necesarios para esas entidades privadas que en su devenir diario o no encajan o cuestionan la lógica de funcionamiento y de desarrollo capitalista.
Fomentar la cooperación al desarrollo es fruto de esa nueva sensibilidad social en la que la preocupación por países con menor renta puedan progrear económica y socialmente.
En resumen, y en el marco de nuestras instituciones, a su vez democráticamente vigentes y vivas, nos comprometemos a desarrollar estos elementos básicos para dotar al eje dinamizador de conciencia y futuro.